Con sus medallas en el cuello, los integrantes de la novena boricua celebran en el terreno tras el partido final. (Lino Prieto/Enviado especial)
San Francisco - En el dolor de la derrota, los peloteros de Puerto Rico encontraron razones para sonreír.
La selección de Puerto Rico fue un vivo ejemplo de lo que buena química, hambre y deseo de dar el máximo por su país puede hacer en un equipo de béisbol. Si por los nombres fueran, Puerto Rico no hubiera avanzado de la primera ronda del Clásico Mundial de Béisbol. Pero allí estaban los boricuas, recibiendo sus medallas de subcampeonato tras perder la final del Clásico contra República Dominicana anoche, 3-0, en el AT&T Park de San Francisco.
“Estoy bien satisfecho con el trabajo que hicimos. Salimos a jugar duro, y de verdad perdimos con el mejor. Dominicana no perdió un juego por una razón: salieron a jugar fuerte y se lo merecen”, expresó el guardabosques boricua Ángel Pagán.
A leguas, era evidente el disfrute que experimentó esta selección en el Clásico Mundial. Tras la derrota, salió del dugout y se fundió en abrazos con los jugadores de Dominicana.
“Al llegar a la final, lo más importante es que en Puerto Rico la gente se ha unido y el béisbol ha crecido. Nos va a dar un poco más de motivación para crear más peloteros”, dijo Alexis Ríos.
Sobre el partido, el dirigente Edwin Rodríguez aceptó que la primera entrada fue clave en el desenlace. Los boricuas dejaron hombre en segunda base al finalizar la entrada, y luego Dominicana le marcó dos carreras en la parte baja al abridor Giancarlo Alvarado.
“Fue decepcionante, estábamos contando con Giancarlo Alvarado. Sus lanzamientos secundarios, el cutter y el cambio no estaban funcionando. Cuando noté eso, sabía que íbamos a tener problemas”, destacó Rodríguez. “Hubiera sido un partido diferente si hubiéramos anotado en esa primera entrada. Nos hubiera puesto en un modo ofensivo, pero no sucedió”.
Mientras, en el lado dominicano reinaba la satisfacción de completar la encomienda que se tuvo desde el primer día. La eliminación en primera ronda en la edición del 2009 ya quedó en el olvido.
“En Dominicana estaban esperando tanto por este momento. Lo hicimos por toda República Dominicana”, expresó el segunda base Robinson Canó, quien fue nombrado Jugador Más Valioso del torneo.
Mientras, el dirigente Tony Peña destacó el positivismo que abundó en la escuadra dominicana, la cual terminó invicta el torneo, 8-0.
“Nosotros nos disfru tamos cada momento. Nosotros no sabemos si este grupo va a estar junto de nuevo. Nos lo disfrutamos, Dios nos dio la fuerza, el poder, y con la fe que tenemos lo logramos”, dijo Peña, mientras que José Reyes enfatizó en que “nunca hubo dudas, siempre confiamos en nuestro talento”.
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