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lunes, 18 de marzo de 2013

Invasión boricua en la Bahía



Fanáticos boricuas forman la rumba en las afueras del AT&T Park. (Lino.Prieto@GFRMedia.com)
San Francisco – La selección de Puerto Rico ha jugado en tres estadios distintos en este Clásico Mundial, pero siempre ha gozado de la misma constante: el calor del boricua en las gradas.
Ayer, en el punto más lejos de la Isla que le ha tocado jugar al equipo boricua, la bomba y la plena no dejaron sonar en las afueras del AT&T Park, en San Francisco, casa de los campeones de la Serie Mundial, los Gigantes. La acogedora instalación sirvió de escenario para la semifinal de este Clásico 2013 entre Puerto Rico y Japón, primera vez que estos dos países, muy diferentes culturalmente pero unidos por su amor por el béisbol, chocaban en este torneo.
En la plaza Willie Mays aledaña al parque, un grupo de puertorriqueños decidió tomar posesión del espacio e improvisó al son de bomba y plena. “Es la tierra de Avilés, es la tierra de Pagán, Puerto Rico yo te adoro y no te cambio por na’”, cantaba el boricua Héctor Lugo rodeado de decenas de puertorriqueños.
En su gran mayoría, los boricuas que se dieron cita al AT&T Park residían en San Francisco u otras ciudades de California, lejos de Borinquen. Pero la novena puertorriqueña les regaló su presencia en la fase final del Clásico, un inesperado obsequio que sirvió para unir lazos.
“Para nosotros es tremendo orgullo, además de que es una gran oportunidad de reunirnos todos como comunidad y presentarle a toda la gente buena de la bahía las cosas buenas que tenemos nosotros”, dijo Lugo. “Entre las cosas buenas que tenemos nosotros está el amor por el deporte, nuestra dedicación y nuestra capacidad de, aún siendo una islita bien chiquita, crecernos e inspirarnos y lograr vencer a los equipos más poderosos del mundo”, abundó el músico.
Obviamente, la reciente victoria de la novena boricua sobre Estados Unidos el viernes aún era motivo de celebración. “Se abraza la gente, de felicidad. Se abraza la gente de felicidad, porque allá en Miami, David derrotó a Goliat”, cantaba Lugo.
La participación de Puerto Rico en San Francisco también sirvió para que varios de los boricuas en esta ciudad de conocieran entre sí. “Me acabo de mudar en octubre y no conocía gente. Estoy bien bendecida de tenerlos a ustedes”, expresó una jubilosa Kathy Burgos. “Llegué hace poco y he estado buscando un grupo de boricuas para bailar bomba y plena… ¡gracias a este juego lo tengo!”, añadió.
“¡Y ahora somos hermanas!”, le contestó entre risas la también puertorriqueña Deborah Santana.
El color y ambiente fuera del parque era único, uno que solo puede brindar un evento de este tipo. En un rincón de la plaza Willie Mays, sonaban acordes japoneses con una coreografía, mientras que en otra de las entradas del AT&T Park, la salsa reinaba.
Todo ello una muestra de que en el deporte hasta las culturas más diferentes, como la puertorriqueña y la japonesa, pueden coexistir.

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